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La esclerodermia es mucho más que dolor, rigidez o cambios en la piel. Puede ser mortal, afectando órganos vitales y, en algunos casos, resultando fatal. Cuando la enfermedad ataca los pulmones, el corazón, los riñones o los vasos sanguíneos, puede provocar complicaciones graves que ponen en riesgo a los pacientes. La posibilidad de insuficiencia orgánica es una realidad que muchas personas con esclerodermia enfrentan a diario.
Esta enfermedad no sigue un curso predecible. Para algunos, la progresión es lenta; para otros, avanza rápida y agresivamente. La fibrosis pulmonar, la hipertensión pulmonar, la afectación cardíaca y la crisis renal se encuentran entre las principales causas de muerte en la esclerodermia. Por ello, los pacientes requieren un seguimiento continuo, una intervención temprana y acceso a especialistas con experiencia; necesidades que no siempre son fáciles de satisfacer.
Cinco genes vinculados con la cicatrización pulmonar y la presión arterial alta en la ESC: estudio
Un nuevo estudio ha identificado cinco genes vinculados con complicaciones pulmonares en la esclerodermia sistémica: COL1A2, COL3A1, COL15A1, THY-1 y CCL19.
Estos genes están relacionados con la producción de colágeno, la comunicación entre células y la inflamación. Su actividad anormal puede contribuir a la fibrosis pulmonar (cicatrización de los pulmones) y a la hipertensión pulmonar.
Esclerodactilia, el endurecimiento de la piel de las manos causado por la esclerosis sistémica. Lo que a menudo comienza como hinchazón puede progresar lentamente a rigidez, limitación de movimiento y dolorosos desafíos diarios.
Ulceras Digitales
Una de las complicaciones que pueden presentar las personas con esclerodermia es la aparición de úlceras digitales, que son llagas abiertas y dolorosas que suelen aparecer en los dedos, las yemas o sobre los nudillos. Estas úlceras se forman principalmente debido a la mala circulación sanguínea causada por el fenómeno de Raynaud y al daño a los vasos sanguíneos pequeños, ambas características comunes de la esclerosis sistémica. La reducción del flujo sanguíneo limita la capacidad del cuerpo para sanar lesiones menores, lo que permite que pequeñas heridas en la piel se conviertan en heridas crónicas.
En la esclerodermia, el endurecimiento de la piel y los tejidos subyacentes, junto con el estrechamiento de los vasos sanguíneos, aumenta el riesgo de lesión tisular. Las úlceras digitales pueden causar ardor, sensibilidad, hinchazón y sensibilidad, y pueden interferir con actividades cotidianas como escribir, vestirse o usar las manos. La curación puede ser lenta y los síntomas pueden fluctuar, empeorando a menudo con la exposición al frío, el estrés o traumatismos repetidos en las zonas afectadas.
Aunque las úlceras digitales son visibles en la piel, su impacto va más allá de lo visible. Muchas personas reportan alteración del sueño debido al dolor, limitaciones en la función de las manos y angustia emocional relacionada con heridas recurrentes o miedo a infecciones. Cuando se combinan con otros síntomas de esclerodermia, como rigidez articular, tirantez de la piel y fatiga, las úlceras digitales pueden afectar significativamente la comodidad general y la calidad de vida.
El diagnóstico generalmente se realiza mediante un examen clínico, basado en la apariencia de la úlcera y los antecedentes de fenómeno de Raynaud o esclerosis sistémica. Los profesionales de la salud pueden evaluar el flujo sanguíneo, descartar infecciones y distinguir estas úlceras de las heridas causadas por traumatismos, presión u otras afecciones médicas. Una evaluación oportuna es esencial para prevenir complicaciones como retrasos en la cicatrización o infecciones secundarias.
El tratamiento se centra en mejorar la circulación, proteger la piel y favorecer la cicatrización de las heridas. Esto puede incluir mantener las manos calientes, evitar lesiones, usar apósitos especiales para heridas y aplicar tratamientos tópicos cuando sea necesario. También se pueden recetar medicamentos que mejoran la función vascular o promueven la circulación. El monitoreo regular, el cuidado adecuado de las heridas y el tratamiento temprano pueden ayudar a reducir el dolor y limitar las complicaciones, aunque las úlceras pueden reaparecer con el tiempo.
Vivir con úlceras digitales en la esclerodermia implica gestionar una complicación que refleja la naturaleza vascular subyacente de la enfermedad. Con atención atenta, apoyo médico y concienciación comunitaria, las personas pueden afrontar mejor estos desafíos y promover un diagnóstico temprano y un mejor tratamiento.
Si presenta llagas abiertas en los dedos, aumento del dolor en las manos o signos de infección como enrojecimiento, calor, hinchazón o secreción inusual, consulte a su profesional de la salud de inmediato. La atención temprana puede marcar una diferencia significativa en la curación y el bienestar general.
Incluir plátanos en la dieta
Incluir plátanos en la dieta es una estrategia sencilla pero muy beneficiosa para las personas con esclerodermia. Los plátanos son suaves, fáciles de digerir y naturalmente ricos en nutrientes esenciales, lo que los hace especialmente útiles para controlar los síntomas digestivos y favorecer la salud general. Dado que la esclerodermia puede afectar el tracto digestivo, el tejido conectivo y la absorción de nutrientes, elegir alimentos blandos y ricos en nutrientes como los plátanos puede mejorar considerablemente la comodidad y el bienestar diario.
En la esclerodermia, el reflujo ácido, el vaciado gástrico retardado y el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) pueden provocar hinchazón, náuseas y malestar abdominal. Los plátanos son poco ácidos, no irritantes y de textura suave, lo que los hace ideales para personas con esófago sensible, dificultad para tragar o problemas gastrointestinales. Su fibra soluble natural ayuda a promover una digestión fluida y evacuaciones intestinales regulares, lo que puede reducir el estreñimiento y aliviar las molestias estomacales comunes en la esclerodermia.
Los plátanos también son ricos en nutrientes importantes como potasio, vitaminas del complejo B, vitamina C y magnesio. Estos nutrientes ayudan a mantener la función muscular, los niveles de energía y la salud inmunitaria general. Para las personas con esclerodermia que pueden sufrir fatiga, problemas digestivos o mala absorción de nutrientes, los plátanos ofrecen una fuente de nutrición práctica y fácil de tolerar.
Otro beneficio de los plátanos es su versatilidad. Se pueden comer solos, machacados para tragarlos mejor, mezclados en batidos o añadidos a la avena y al yogur para obtener un aporte ligero de fibra y dulzor natural. Los plátanos combinan bien con otros alimentos beneficiosos para el intestino, como manzanas y peras cocidas, y cereales suaves. Esto los convierte en una opción segura y saciante para refrigerios o desayunos.
Para las personas con esclerodermia, pequeños ajustes en la dieta, como añadir plátanos a las comidas diarias, pueden facilitar la vida diaria. Incluir plátanos regularmente ayuda a la digestión, proporciona energía constante y aporta nutrientes importantes sin forzar el sistema digestivo. Este tipo de elecciones constantes contribuyen a la comodidad a largo plazo, la salud intestinal y el bienestar general. Si no está seguro de cómo incluir plátanos en sus comidas o tiene inquietudes específicas sobre la digestión, el reflujo o intolerancias alimentarias, considere hablar con su profesional de la salud o un dietista certificado. Un plan de nutrición personalizado puede ayudarle a disfrutar de los beneficios del plátano y, al mismo tiempo, satisfacer sus necesidades de salud individuales.
Referencias:
- Baron, M., & Gyger, G. (2015). Nutrition and systemic sclerosis. Rheumatic Disease Clinics, 41(3), 545–556.
- Khanna, D., et al. (2017). Managing systemic sclerosis: The role of lifestyle and nutrition. Journal of Scleroderma and Related Disorders, 2(4), 247–258.
- Ross, A. C., et al. (2014). Modern Nutrition in Health and Disease. Lippincott Williams & Wilkins.
Incluir avena en la dieta
Incluir avena en la dieta es una estrategia sencilla pero muy beneficiosa para las personas con esclerodermia. La avena es un cereal integral suave y rico en fibra que favorece la digestión, ayuda a regular las deposiciones y proporciona energía constante durante todo el día, áreas comúnmente afectadas por esta afección. Dado que la esclerodermia puede afectar el tracto digestivo, el tejido conectivo y la absorción de nutrientes, elegir alimentos ricos en nutrientes y fáciles de digerir como la avena puede marcar una diferencia importante en el bienestar y la salud general.
En la esclerodermia, la digestión lenta, el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) y la sensibilidad esofágica pueden contribuir a la hinchazón, el estreñimiento y las molestias después de las comidas. La avena es naturalmente suave, fácil de tragar y suave para el estómago, lo que la hace ideal para personas con dificultad para tragar o vaciado gástrico retardado. La fibra soluble de la avena ayuda a absorber agua, a formar heces blandas y a regular las deposiciones, lo que puede reducir el estreñimiento y las molestias abdominales. La avena también es una fuente de nutrientes importantes, como vitaminas del complejo B, hierro, magnesio y antioxidantes, que contribuyen a la energía, la salud de los tejidos y la función inmunitaria general. Para las personas con esclerodermia que pueden sufrir fatiga o una absorción limitada de nutrientes, incorporar avena a sus comidas diarias puede ayudar a satisfacer las necesidades nutricionales sin estresar el sistema digestivo.
Otro beneficio de la avena es su versatilidad. Se puede servir caliente con agua o leche, licuada en batidos o combinada con frutas beneficiosas para el intestino, como plátanos, peras o manzanas cocidas. Se pueden añadir condimentos suaves como canela o nuez moscada para dar sabor sin irritar el tracto digestivo, lo que la convierte en una opción segura y saciante para el desayuno o las meriendas.
Para las personas con esclerodermia, pequeños ajustes en la dieta, como incluir avena, pueden facilitar la vida diaria. Consumir avena con regularidad proporciona fibra, nutrientes y energía sostenida, a la vez que es suave para el sistema digestivo. Decisiones constantes como esta favorecen la salud digestiva, la comodidad y el bienestar general a largo plazo. Si no está seguro de cómo incluir la avena en su dieta o tiene inquietudes sobre la digestión, el reflujo o las alergias, consulte con su profesional de la salud o un nutricionista. Un plan de nutrición personalizado puede ayudarle a obtener los beneficios de la avena de una manera que se adapte a sus necesidades individuales.
Referencias
- Baron, M., & Gyger, G. (2015). Nutrition and systemic sclerosis. Rheumatic Disease Clinics, 41(3), 545–556.
- Di Sabatino, A., & Corazza, G. R. (2009). Omega-3 fatty acids and immune regulation. Clinical Nutrition, 28(3), 331–334.
- Khanna, D., et al. (2017). Managing systemic sclerosis: The role of lifestyle and nutrition. Journal of Scleroderma and Related Disorders, 2(4), 247–258.
La Esclerodermia afecta que y como comemos
La esclerodermia afecta al cuerpo de muchas maneras, y una de las áreas más significativas es qué y cómo comemos. Dado que la esclerodermia puede afectar el tejido conectivo y los músculos del sistema digestivo, a menudo altera la forma en que los alimentos se desplazan por el esófago, el estómago y los intestinos. Muchas personas experimentan síntomas como acidez, reflujo ácido, hinchazón, sensación de saciedad después de comidas ligeras, náuseas o estreñimiento. Estos problemas pueden dificultar o incomodar la alimentación. Como resultado, las elecciones de alimentos que antes parecían normales pueden repentinamente causar molestias, por lo que comprender la relación entre la esclerodermia y la digestión es una parte importante del autocuidado diario.
Cuando la digestión se ralentiza o se vuelve más sensible, el cuerpo puede reaccionar fuertemente a ciertos alimentos. Los alimentos ácidos como los cítricos y los tomates pueden aumentar la sensación de ardor, mientras que el chocolate, la cafeína, la menta y los alimentos fritos pueden relajar el esfínter esofágico inferior y empeorar el reflujo. Las comidas ricas en grasas pueden ralentizar aún más la digestión, causando hinchazón y náuseas en personas que ya tienen problemas con el vaciado gástrico retardado. Por otro lado, los alimentos suaves como el plátano, la avena, las verduras cocidas, las proteínas magras y las frutas no ácidas tienden a ser más fáciles de digerir y tienen menos probabilidades de causar síntomas. Elegir alimentos de forma consciente puede mejorar significativamente la comodidad y ayudar a controlar los problemas digestivos diarios asociados con la esclerodermia.
Dado que la esclerodermia afecta a cada persona de forma diferente, no existe una dieta única que funcione para todos. Algunas personas pueden tolerar una amplia variedad de alimentos, mientras que otras pueden necesitar evitar ingredientes específicos que les provocan dolor o malestar. Prestar mucha atención a las reacciones personales, comer porciones más pequeñas, masticar bien los alimentos y evitar comer tarde en la noche puede ayudar a mejorar la digestión. Consultar con un médico o dietista también puede proporcionar orientación adaptada a sus necesidades. Comprender cómo la esclerodermia afecta nuestra alimentación nos permite tomar decisiones que protegen la salud digestiva, promueven una nutrición adecuada y mejoran la calidad de vida en general.